Como profesional enfocada
en los ataques de pánico, cada vez me convenzo más de la importancia que tiene
el formar un adulto dentro de nosotros.
El adulto es la parte de nosotros que piensa
racionalmente, toma decisiones, se encarga de situaciones, utiliza la lógica,
consuela, absorbe nueva información y la utiliza en el momento y lugar
indicado. También es el mediador entre el deber(padre) y el placer(niño)
aplicando reglas y limites de manera balanceada y amorosa.
El niño interior son
todas nuestras emociones y deseos: la alegría, enojo, miedo, tristeza y todos
sus derivados y combinaciones. Ilusiones, sueños y fantasías también forman
parte del niño.
Durante nuestra infancia
y adolescencia formamos un adulto que está listo para funcionar perfectamente a
la entrada de la adultez. Sin embargo, por diversas razones en algunos casos
tiene que saltar a escena antes de lo esperado y el niño queda relegado. En otros,
un adulto externo se hace cargo de todo y no permite que el de la persona se
desarrolle completamente.
Ya sea que el adulto se
desarrollara o no, nos enfrentamos a una sociedad que no promueve un buen
funcionamiento del adulto: no nos enseñan a hacer trabajo en equipo niño-adulto.
Andamos por la vida, ya sea, siendo excelentes profesionales, tomando
decisiones, acuerdos y nuestra vida emocional “olvidada”; en el otro extremo
sin adulto, somos emociones crudas sin pies ni cabeza y siempre en busca de
alguien se encargue de nosotros. En ninguno de los 2 casos hay balance y esto
deja el terreno perfecto para que crezca la semilla del pánico.
El equilibrio se
encuentra cuando logramos tener tanto un niño como un adulto, pero trabajando en
equipo para que este último maneje las emociones en vez de que las emociones
nos manejen.
Un ejemplo que siempre utilizo con mis pacientes es el siguiente: imagine que va por la calle con un niñ@ de 3 años, de repente el infante le vuelve a ver con ojos de susto y vergüenza y le dice: me hice popó. En el primer escenario donde tenemos un adulto-padre éste le regañaría, le preguntaría por qué no le avisó antes, inclusive podría refunfuñar y reclamarle el porqué no ha aprendido a ir al baño “correctamente”. Como se sentiría un niño que le sucede esto y además le regañan y gritan? 2do escenario, un adulto no formado, se va y deja al niño solo, sintiendo vergüenza, susto, abandono, rechazo….en ambos casos vamos a tener desesperación y abandono.
En el escenario de un
adulto amoroso, éste, al darse cuenta de la situación sorpresa, rápidamente busca
un baño, al mismo tiempo consuela al niño, le explica que todo tiene solución y
que no pasa nada malo. Le cambia los pantalones y una vez tranquilo, le explica
que tiene que hacer para que no suceda lo mismo en el futuro.
Eso es lo que yo llamo
trabajo en equipo entre el adulto y el niño, la razón y las emociones. Si
logramos encontrar ese balance entre ambos vamos a tener un niño interior sano,
con reglas y con placeres, con herramientas y con consuelo. Esta es la relación
más importante de nuestras vidas, y el resultado: Armonía.
As a professional focused on panic attacks, I am increasingly convinced of the importance of forming an adult within us.
The adult is the part of us that thinks rationally, makes decisions, deals with situations, uses logic, comforts, absorbs new information and uses it at the right time and place. He is also the mediator between duty (father) and pleasure (child) applying rules and limits in a balanced and loving way.
The inner child is all our emotions and desires: joy, anger, fear, sadness and all its derivatives and combinations. Illusions, dreams and fantasies are also part of the child.
During our childhood and adolescence we form an adult who is ready to function perfectly at the entrance of adulthood. However, for various reasons, in some cases, they have to jump onto the scene sooner than expected and the child is relegated. In others, an external adult takes care of everything and does not allow the person's to fully develop.
Whether the adult developed or not, we are faced with a society that does not promote the proper functioning of the adult: they do not teach us to do child-adult teamwork. We walk through life, either, being excellent professionals, making decisions, agreements and our emotional life is "forgotten"; at the other extreme without an adult, we are raw emotions without feet or heads and always looking for someone to take care of us. In neither case there is balance and this leaves the perfect ground for the seed of panic to grow.
Balance is found when we manage to have both a child and an adult, but working as a team so that the latter manages emotions instead of emotions managing us.
An example that I always use with my patients is the following: imagine that you are going down the street with a 3-year-old child, suddenly the infant looks at you with eyes of fright and embarrassment and says: I pooped my pants. In the first scenario where we have an adult-father, he would scold him, ask him why he did not warned us before, he could even grumble and claim why he has not learned to go to the bathroom “correctly”. How would a child feel when this happens to them, being scolded and yelled aton top of the "accident"? 2nd scenario, an untrained adult, runs off and leaves the child alone, feeling shame, fright, abandonment, rejection ... in both cases we will have despair and abandonment.
In the scenario of a loving adult, the latter, realizing the surprise situation, quickly looks for a bathroom, at the same time comforting the child, explaining that everything has a solution and that everything is ok. The adult changes the child's pants and once he/she is calm, the adult explains what he/she has to do, so that the same situation does not happen in the future.
That is what I call teamwork between adult and child, reason and emotions. If we can find that balance between the two, we will have a healthy inner child, with rules and with pleasures, with tools and with comfort. This is the most important relationship in our lives, and the result: Harmony.